domingo, 31 de enero de 2010

RESISTIR


Restiendo al Nuevo Orden Mundial,
oponiendo valores eternos al materialismo capitalista.

Resistiendo el vaciamiento Animico Espiritual,
con Voluntad de Acero.

Antipodas Resistiendo al mundo Moderno.

martes, 19 de enero de 2010

ARISTOCRACIA DEL ESPIRITU


“La lucha de los titanes y el crepúsculo de los dioses son metahistóricos, ellos echan mano de la historia a partir de la naturaleza y del cosmos. Considerados temporalmente, es de suponer que los titanes precedieron a los dioses y, a su vez, administraban el caos. A esto le siguió el mito que afirma que fueron los titanes quienes generaron y educaron a los dioses. Su revuelta hizo temblar el Olimpo, luego fueron refrenados por Zeus y exiliados al mundo subterráneo. Con todo, ellos han de retornar siempre de nuevo; así, por ejemplo, Prometeo encadenado, en la figura y aspecto del trabajador. Los dioses crean desde lo atemporal; los titanes empero, actúan e inventan en el tiempo. Se hallan emparentados más con la técnica que con las artes. De allí que Hölderlin aconsejase al poeta soñar y dejarse consolar por Dionisos, mientras sea que dominen los “hombres del acero”, no obstante, él sabe que los dioses han de retornar”.

Ernst Jünger





El Comunista Existencialista Sartre
Según cuenta Péroncel-Hugoz, un gran periodista de Le Monde durante muchos años, y actualmente de La Nouvelle Revue d’Histoire, Jean-Paul Sartre decía a propósito de Erns Jünger: “Lo odio no por alemán, sino por aristócrata…”. Sartre tenía algunos graves defectos. Se equivocó, con rara obstinación, en sus entusiasmos políticos. Después de haber tenido una actitud bastante vil y cobarde durante la Ocupación, se convirtió, pasado el peligro, en ayatola denunciador, fustigando a sus colegas que no se comprometían con toda la ceguera requerida a favor de Stalin, Mao o Pol Pot. Aun extraviándose así con infalible constancia, tenía un muy fino olfato para detectar la altura de miras —que le horrorizaba— o, al revés, la bajeza hacia la que tendían ciertas fibras de su ser (como lo muestran las Memorias de Bianca Lamblin, en las que ésta relata sus relaciones íntimas con Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir).
Combatiente heroico en su juventud, escritor lleno de éxito de la “revolución conservadora”, convertido ulteriormente en una especie de sabio contemplativo, Jünger tuvo una vida excepcional, habiendo atravesado por todos los peligros de un siglo tenebroso sin mancharse en lo más mínimo. Si fue un modelo, ello se debe a su constante «elegancia». Pero su elegancia física no hacía sino traducir la espiritual. Tener elegancia es también saber mantenerse a distancia. A distancia de las bajas pasiones y de la bajeza de las pasiones. Lo que en él había de superior siempre estuvo alejado de lo sórdido, de lo infame o de lo mediocre. En la época de los Acantilados de mármol pudo sorprender su metamorfosis, la cual, sin embargo, no tiene nada de vil. Más adelante el guerrero herborista rectificaría su postura, escribiendo en el Tratado del rebelde que la época exigía otros recursos que las escuelas de yoga —dulzonas tentaciones que ahora mantenía a distancia.


Acabo de escribir que Jünger no era un aristócrata de cuna. Corrijo. No era un aristócrata por su cuna, por su origen familiar. Pero lo era desde la cuna por una misteriosa alquimia íntima. A la manera de la muchacha y de la portera de La elegancia del erizo. O a la manera de Martin Eden, personaje de la novela epónima de Jack London. Nacido en los bajos fondos y la pobreza, Martin Eden tenía una naturaleza noble. El azar hizo que, muy joven aún, se encontrara viviendo en un medio refinado. Se enamoró incluso de una joven de aquel mundo. El descubrimiento de la literatura despertó en él la vocación de escritor, así como una extraordinaria voluntad de superarse, de salir de la nada de la que procedía. Así lo hizo al cabo de muy arduas pruebas. Habiendo llegado a ser un célebre escritor, descubrió simultáneamente la vanidad del éxito y la mediocridad de la joven burguesa a la que había creído amar. Y se mató. Este fin carece de importancia para lo que quiero decir. Existen y siempre existirán los Martin Eden que sobreviven a sus desilusiones. Son almas nobles, enérgicas y “aristocráticas”. Pero para que semejantes naturalezas “se declaren”, como se dice de los perros de caza, y se alcen luego hacia lo alto, resulta irremplazable el estímulo de los modelos. Los ejemplos vivos de heroísmo interno y de auténtica nobleza constituyen a través del tiempo una especie de caballería secreta, un Orden implícito cuyo precursor fue el troyano Héctor. Ernst Jünger fue su encarnación en nuestro tiempo. Sartre lo vio bien a las claras.

© Nouvelle Revue d’Histoire


¡ARISTOCRACIA DEL ESPIRITU!

viernes, 8 de enero de 2010

HELIOPOLIS






“-Tengo que hablaros -comenzó el general- de cambios que estoy observando, con inquietud, desde hace tiempo. Pienso a menudo en las inclinaciones metafísicas que nacen día a día en vosotros mismos y en otros miembros del Estado Mayor. Yo no tendría nada que objetar si fuéramos a fundar una orden monástica; pero no es ésa mi intención. Voy a comunicaros mi punto de vista sobra la situación.

Apartó ligeramente el centro de mesa, que le impedía ver a Lucio, y continuó:
-Vivimos en un estado de cosas en que los antiguos lazos se han perdido hace tiempo; para ser breves: en un estado de anarquía. Nadie duda de que tal estado exige cambios. Por el contrario, las diferencias se refieren sólo a los medios de llegar a una nueva estabilidad. Dejando aparte a los mauritanos, que están elaborando un arte de prosperar en y por la anarquía, nos quedan dos grandes escuelas; una que quiere regular la vida sobre lo inferior y otra que pretende regularla sobre lo superior.
La primera, que se reúne en Heliópolis, en torno al Baile y a su oficina central, se apoya sobre las ruinas y las hipótesis de los antiguos partidos populares y pretende asegurar el predominio de una burocracia y absolutista. La doctrina es sencilla: ve en el hombre un ser zoológico y considera la técnica como el único medio de dar forma y poder a este ente, y al mismo tiempo le mantiene de la brida.

Se trata de un instinto elevado sobre el plano de lo racional. Por consiguiente tiene como fin la formación de confortables colonias de terminas inteligentes. La doctrina está bien fundamentada, tanto en lo elemental como en lo racional, y ahí reside precisamente la fuerza de que alardea.

La segunda escuela es la nuestra: edificada sobre las ruinas de la antigua aristocracia y del partido senatorial, está representada por el Procónsul y la Corte. El Baile pretende elevar un ser colectivo al rango de Estado, prescindiendo de su historia. Nosotros tendemos a un orden histórico: queremos la libertad del hombre, de su ser, de su espíritu y de lo que posee, y un Estado en la medida en que se reclame una protección para estos bienes. De ahí la diferencia entre nuestros métodos y los del Baile. Él está obligado a nivelar, atomizar, rebajar su material humano, en cuyo seno debe reinar un orden abstracto. Entre nosotros, por el contrario, es el hombre el que debe ser el dueño. El Baile tiende a la perfección de la técnica; nosotros, a la del hombre.

A continuación viene una diferencia en la selección. El Baile prefiere la superioridad técnica; pero la búsqueda de especialistas produce necesariamente tipos atrofiados. Esto no es únicamente un mal necesario, sino una exigenci a de principio, ya que su orden debe estar asentado sobre un aniquilamiento de lo humano. Así, pues, entre dos candidatos de igual grado, él elegirá como más idóneo aquel que presente menos resistencia humana al empuje de la técnica. Podemos demostrarlo prácticamente al encontrar en sus servicios un conjunto de autómatas y de criminales declarados.

Por el contrario, nuestra ambición es forjar una élite nueva. Esta tarea es incomparablemente más difícil, pues remamos contra corriente. En cierto modo, si queremos ganar terreno sobre las aguas, estamos obligados a dar nuestros pasos con lenta seguridad, afincando uno tras otro. Mientras resulte muy fácil una nivelación de los hombres, nuestro propósito debe ser buscar la imagen perfecta del hombre, que no se muestra a nuestros ojos sino en raras ocasiones y, cuando más bajo una imagen aproximada. En esto el Procónsul es para nosotros un modelo de virtudes excelentes, justas y vigorosas. En él no sólo subsisten intactos los principios aristocráticos, sino también los democráticos. Mirad que en su decadencia la democracia no vive en el pueblo, sino que reside, en forma de gérmenes latentes, en el individuo. A veces se presentan situaciones en que es necesario coaccionar al pueblo para que los salve. El espíritu lúcido obra entonces como su tutor.

Sabemos que el Procónsul quiere tomar esta carga sobre sus hombros. Para ello busca rodearse de los mejores: del Senado del porvenir. ”

Extracto de Heliopolis de Ernst Junger


jueves, 7 de enero de 2010

El Nihilismo


El Nihilismo
"El hombre es una cuerda tendida del animal al superhombre, una cuerda sobre un abismo."

Nihilismo: falta la finalidad; falta la respuesta al “¿para qué?”
El nihilismo significa que los valores supremos se desvalorizan.

El nihilismo representa un patológico estado intermedio (patológica es la conclusión de que “no hay ningún sentido”): ya sea porque las fuerzas productivas no son aún lo suficientemente fuertes: ya sea porque en la decadencia se vacila y no se ha hallado el poder para superar este estadio.

El nihilismo es un signo de nuestros tiempos. Y podemos hallarlo en dos formas generales:

Primer caso: Nihilismo como ocaso y regresión del poder del espíritu: el nihilismo pasivo como un signo de debilidad.

--La fuerza del espíritu está fatigada, agotada, de forma que las metas y valores hasta ahora existentes resultan inadecuados y ya no encuentran ningún crédito.
--Que la síntesis de los valores y las metas (sobre los que se funda toda cultura fuerte) se disuelven al punto de que los valores aislados se hacen la guerra: descomposición total.
--Que todo lo que reconforta, sea sana calma o anestesia, aparece en primer plano bajo diversos disfraces, religiosos, o morales, o políticos, o estéticos, etc.

Segundo caso: Nihilismo como signo del poder incrementado del espíritu: en cuanto nihilismo activo.


--Puede ser un signo de fortaleza: la fuerza del espíritu puede haber crecido de tal manera que sus finalidades preexistentes (“convicciones”, artículos de fe) son ya innecesarios.--En efecto, una creencia expresa en general la forzosidad de ciertas condiciones, una sumisión a la autoridad de circunstancias bajo las cuales un ser prospera, crece, gana poder...--Por otro lado, un signo de fuerza insuficiente para asignarse ahora nuevamente de modo productivo una meta, un “¿para qué?”, una fe.
--Su máximo de fuerza relativa lo alcanza como fuerza de destrucción como nihilismo activo, siendo contrario al nihilismo pasivo.

Conclusión: El Nihilismo activo es la asunción del “sinsentido” de “la nada” en provecho del desarrollo de la propia vida, es decir, de la propia voluntad de poder. Pero aún no conociendo u habiendo encontrado una salida creativa sino meramente destructiva, demoledora. La superación del nihilismo activo se da cuando un nuevo sentido es introducido/creado por sobre uno mismo como nuevo objetivo y expresión superior de la voluntad de poder.
Nietzsche llama a este anhelo superior: el superhombre.



http://elfrentenegro.blogspot.com/

IV Jornadas de Disidencia



JORNADAS DE DISIDENCIA






sábado, 2 de enero de 2010

Los que visten de negro

El Cuervo un grande, una pelicula excelente, sin duda remarcable el murio en la mitad de la filmacion. Su personaje vengativo es la representacion mas clara del hombre de negro, parco, solitario, pensativo, Feroz.

Por eso conmemoro a esos que visten de negro. Son seres peculiares. A mi tambien siempre me gusto el negro me gusto su forma su estilo aca les dejo mi conmemoracion a los que se visten de negro.








El Castigador de Criminales
El Caballero de la Noche

Y los mas chicos tambien... porque no?


¡VESTIR DE NEGRO ES REVOLUCION!

viernes, 1 de enero de 2010


Descargalo Acá

Una revista virtual
Un paso adelante de nuestro colectivo
Publicamos solo obras de autores de habla hispana
Si querés sumarte al equipo y colaborar con lo tuyo
Escribinos.

-Contiene una poesia de su Hidalgo que ha sido reformada un poco pero mantiene el espiritu esta excelente la revista disfruntenla y difundanla.

Aca esta el link a la vieja poesia: http://el-hidalgo.blogspot.com/2009/05/ataque-metafisico-caotico.html


despertarloeterno@hotmail.com
antipodas18@hotmail.com