domingo, 11 de agosto de 2013

El Conformismo



El conformismo no es una prerrogativa exclusiva de la cultura oficial, se va extendiendo también por las áreas “antagonistas”, cuyos lemas son cada vez más obtusos, retrógrados, moralistas e insulsos, lo que tiene su reflejo en unos comportamientos problemáticos.
Y la caída por el precipicio no se detiene aquí: el conformismo ha hecho su aparición en el panorama histórico, cultural e ideal de ambientes otrora autónomos, trayendo consigo plagios y falsificaciones. (…) Pero lo peor es que a fuerza de sufrir el continuo bombardeo de las culturas enemigas –tanto aquellas que exorcizan y maldicen al fascismo, como aquellas que lo desvalorizan, lo redimensionan y lo desnaturalizan en un intento de apropiarse y explotar nuestro phatos-  también los militantes han acabado por dar crédito a esa patrañas. (…)
Junto al conformismo imperante, asistimos a una decadencia espiritual realmente notable. La lucha ha dejado de entenderse como una prueba y la victoria solo se concibe como un éxito cuantificable en monedas, en absoluto en sentido figurado. Pero la verdadera victoria es la alcanzada sobre uno mismo. (…) Lo que esta sucediendo hoy no es el choque entre sistemas políticos, entre religiones, entre valores, entre modelos; asistimos en verdad a la progresiva extensión de una infección, al avance de una enfermedad que aridece, esclerotiza y acaba por destruir. Una infección, un mal que acomuna un poco a todos: cristianos y musulmanes, judíos y ateos, progresistas y conservadores, subversivos y tradicionalistas, extremistas y moderados.
Gabriele Adinolfi

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