martes, 19 de febrero de 2013

La lección de Mishima


Una de las historias más antiguas conocidas es la de Gilgamesh, el héroe sumerio. Es tan antigua que en la Biblia se habla de él y cuando se escribió el Génesis ya hacia siglos y siglos que la memoria de los sumerios se había borrado del recuerdo de los hombres. Gilgamesh era fuerte, un guerrero joven y poderoso, a nada temía. Pero un día en una de sus aventuras contempló la muerte de su mejor amigo y entonces una sombra terrible se cernió sobre su espíritu que no era el dolor ante la perdida irreparable del camarada, fue el terror a la muerte, a su propia muerte. Perdió la soberbia, desapareció de él la temeraria intrepidez y hasta el deseo sexual se marchitó. De campeón invencible pasó a ser un hombre desesperado y aterrado ante la idea de la muerte. Aconsejado por sus dioses inició la búsqueda de la inmortalidad, en ese afán recuperó el dominio de si mismo y “miró la profundidad de la vida”, aunque desde luego no logró la inmortalidad.

Sin embargo aunque esta historia es hermosa y encierra una sabiduría primigenia y Gilgamesh fuera un héroe para los sumerios y los babilonios y todas aquellas gentes de aquel mundo tan arcaico y lejano no veo nada heroico en Gilgamesh. Y también pienso que Mishima no estaría muy a favor de él y no le hubiera aceptado a pesar de su poderío físico en el Tate No Kai, “la Hermandad de los Escudos”.

El camino de Mishima estaba allí donde nunca llegó Gilgamesh. Mishima poseía esa rara facultad entre los hombres que es “ver la verdad”, que es más y distinto que aquello que decía el poema sumerio con las palabras “miró la profundidad de la vida”.

Mishima quiso fraguar en su propia vida el deber y el honor sin los cuales no existe heroísmo. El hombre que por las noches escribe “las palabras una a una, sopesándolas igual que haría un farmacéutico con sus drogas sobre una balanza sumamente sensible, para después unirlas” en novelas interminables, durante el día se somete a un arduo entrenamiento en el gimnasio siguiendo la disciplina de las artes marciales. Para un hombre así resultaba intolerable la sociedad de la mentira que los vencedores americanos habían impuesto en Japón. Este mundo de los hombres sin verdad es el que hoy perdura no sólo en Japón sino también en Europa.

Vivimos en un mundo artificial donde los hombres que siguen al rebaño se han acostumbrado a tratar con sombras y a sobrevivir con mentiras, por eso advertía Mishima que el Sol sería a partir de entonces considerado por la sociedad un enemigo: “Pero ya desde el fin de la guerra, empece a sospechar que venían tiempos en que tratar el Sol como enemigo, equivaldría a seguir al rebaño”.

Cuando Yukio Mishima irrumpe en un cuartel del ejercito japonés junto con un puñado de sus camaradas del Tate No Kai para recordar a los militares nipones que un hombre no puede aceptar la muerte de su patria a cambio de su vida y que cuando ese hombre viste un uniforme tal infamia es todavía más repugnante y le aleja definitivamente del camino del deber y del honor, no debía guardar muchas esperanzas de que aquellos militares se sumaran a un alzamiento contra el régimen. Tenia pues asumido que aquel acto tendría por final su propia inmolación, era lo que exigía la antigua tradición militar de Japón pero también lo que a él a si mismo se exigía, lo que dictaba el alma de aquel hombre que amaba la verdad.

Ante el llamamiento de Mishima aquello militares japoneses hicieron lo mismo que llevan haciendo los militares españoles desde hace años, muchos años, mientras los políticos tiran a España por la alcantarilla de la historia: nada. Ser militar hoy en España es ser una sombra que viste la sombra de un uniforme. 

Mishima en aquel cuartel fue un héroe, como lo fue general Moscardó mientras escuchaba en el Alcazar a través del teléfono, la voz quebrada de su hijo Luis. Mishima fue un héroe como lo fue José Antonio encerrado y solo, absolutamente solo, entre los muros de la cárcel de Alicante. Respecto a nosotros en estos tiempos, si no somos héroes al menos no formemos parte del rebaño de los hombres sin verdad, sin honor y sin deber.

lunes, 18 de febrero de 2013

ANTI GLOBAL


 
LA GLOBALIZACION ES LA DESTRUCCION DE LA IDENTIDAD, DE LA TRADICION. 
La globalizacion materialista busca destruir las raices de los pueblos y envolverlos en las "libertades democraticas" del NWO.

Todos vamos a comer la misma comida, hablar el mismo idioma, ir al mismo supermercado, vivir en ciudades de asfalto donde nadie se conoce entre si, comunicarnos a traves de realidades virtuales.

Los Estados Unidos, ocupados por una elite mundialista, son la cuna de la globalizacion y de la degradacion cultural.

Ante esto cada pueblo debe oponer sus tradiciones para sobrevivir al Gran Hermano del NWO.

lunes, 11 de febrero de 2013

THE SOUTH WILL RISE AGAIN!



JUAN PABLO VITALI

Quizá porque soy del Sur (del profundo Sur) me llame la atención la historia del Sur de los Estados Unidos de América. Esa cruenta guerra civil, donde se ensayaron los métodos de combate que luego se aplicarían el la Primera Guerra Mundial y en el enfrentamiento ideológico como justificación de todo tal como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial.
Las trincheras, el exterminio, el ensañamiento con los vencidos, nos enfoca a una lectura que trasciende los intereses circunstanciales y políticos, para adentrarnos en un choque de concepciones del mundo, una guerra total y en todos los frentes. La mayoría de los que pelearon tanto de un lado como del otro al principio no lo vieron así, incluso muchos dudaron si estar de un bando o del opuesto. Sin embargo como suele ocurrir, es lo que no se puede ver lo que define las cosas, lo que se mantiene en el vértice más alto, inalcanzable. Si no, allí está Abraham Lincoln como ejemplo, un hombre reacio al revanchismo y a la destrucción de la elite sureña, quitado abruptamente de la escena para que tuvieran rienda suelta los radicales, los ultraprogresistas, los que siempre terminan siendo la más eficaz milicia de la usura.

miércoles, 6 de febrero de 2013

ALL YOU NEED IS GUNSSSSSS!

¡CONTRA EL DESARME! DONDE SEA, CUANDO SEA.


MY GUN, MY RIGHT.
MI ARMA, MI DERECHO.