“Abstencionismo: Los enemigos del alcohol le hace mal al hígado.
Los partidarios del alcohol dicen que el hígado le hace mal al alcohol. Los
enemigos del alcohol son personas tristes que piensan en la tristeza del
alcoholismo. Los partidarios del alcohol son personas alegres que piensan en la
alegría del alcohol. No hay derecho a abominar del alcohol en nombre del espectáculo
de los hombres borrachos, como no hay derecho a abominar del sol en nombre del espectáculo
de los hombres insolados. En cambio, hay derecho a abominar del abstencionismo
en nombre del espectáculo de los hombres abstencionistas, como hay derecho a
abominar de las cosas que hacen tontos en nombre del espectáculo de los hombres
tontos. La abstención del alcohol puede ofrecer a dos razones: la desgracia
personal y la estupidez de los principios. La abstención por desgracia personal
es licita, porque es licito renunciar a un placer para defenderse de una
desgracia. La abstención por estupidez de los principios es ilícita, porque
considerar es ilícito considerar ilícito lo que es licito. El abstencionismo es
una especie de religión absurda que participa de la caracteristica común de
todas las religiones absurdas: la manía de crear tristeza. Yo puedo crearme un
dolor para convertirlo en sacrificio, porque es una manera de alegría; pero no
tengo derecho a crear un dolor para procurarme una tristeza, porque la tristeza
no tiene nada que ver con la virtud. Yo puedo renunciar al alcohol, como puedo
renunciar a las ostras; pero no tengo derecho a crear un pecado para mi vecino,
sosteniendo la ilicitud de las ostras o la ilicitud del alcohol.
El abstencionismo tiene por objeto la destrucción de la última
alegría del mundo, por la instauración de una virtud ridícula con
apariencias de virtud decente. La virtud
ridícula pide una moral indecente, porque la moral de la virtud ridícula reside
precisamente en la ausencia de virtudes decentes.”
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