«Todas las relaciones amorosas de la generación
presente, tomadas en su conjunto, son para la totalidad de la especie humana
algo tan serio como la meditatio
compositionis generationis futurae, et qua iterum pendent innumerae
generationes (*). La gran importancia de este asunto, que ya no se
limita, como todos los demás, al bienestar o el dolor individuales, sino que afecta a la existencia y a la índole
especial del género humano en tiempos futuros, es lo que sirve de base a lo patético
y lo sublime de los asuntos amorosos, a lo trascendente de sus delicias y
dolores; aquí, la voluntad del individuo, elevada a una potencia superior, se
transforma en voluntad de la especie. Si, desde hace milenios, los poetas no se
han cansado de recoger en innumerables ejemplos las vicisitudes del amor, es
porque ningún tema iguala a éste en interés, pues, siendo determinante del buen
o mal estado de la especie, guarda
con todos los demás, que sólo afectan a lo individual, la misma relación que un
sólido con una superficie. De ahí que sea tan difícil que un drama sin trama
amorosa tenga interés, y, por otra parte, que este tema nunca se desgaste, por
mucho que sea tratado a diario».
(*) «Meditación
sobre la composición de las generaciones futuras, de las que a su vez dependen
innumerables otras generaciones».
El
mundo como voluntad y representación. Arthur Schopenhauer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario